La denominación de origen empezó a instaurarse en el mundo del vino, según la variedad de uva, los procesos, la forma de fermentar que se instauraba en una zona daba unos atributos característicos de esa zona que dotaban al vino de unas peculiaridades que solo se encontraban en ese vino y para proteger aquellas regiones o países que producían mejores calidades de las imitaciones de peor calidad, se empezó a instaurar la denominación de origen.
Poco a poco se fue introduciendo a más alimentos o procesos, y así garantizan al consumidor que ese producto se ha realizado según las características de esa zona. En el café esa denominación de origen se remonta muchos años atrás y se generalizaba a un país productor en concreto, ya que según el país el café tenía unas características marcadas de ese país generando el café de origen.
Así debemos entender los cafés de origen, como una denominación de origen, que según su procedencia ya nos puede ir dando una carta de presentación de lo que nos vamos a encontrar en la taza. Hoy en día, todavía hay una parte de la producción muy importante que se debe a estas características de su origen, así pues, los cafés de Colombia por ejemplo suelen ser cafés suaves con bajo cuerpo y una acidez moderada y elegante, mientras los cafés de Etiopia presentan acidez mas compleja y notas más florales o los cafés de Ruanda tienen un característico sabor a patata.
El café de origen nos garantiza que ese café se ha cultivado en ese país, y por lo tanto va a llevar en su ADN una parte de la tradición y tierra de ese país que le dé un toque característico. Pero como todos los alimentos, la segunda bebida mas consumida del mundo no se ha quedado atrás en su constante evolución. Ahora, además de poder encontrar muy fácilmente cafés de origen, es también relativamente encontrar cafés de regiones dentro del origen, por ejemplo, en Colombia podemos encontrar cafés de la región del Cauca o de Huila, o de muchas más, y cada una con su característica personal, eso si con el alma de un café de Colombia, por lo que siempre conservara esa pizca de carácter que nos va a determinar al probarlo a ciegas que seguramente estemos ante un café colombiano. O en Etiopía, que tenemos también ya diferentes regiones como Sidamo, Harrar o limu entre muchas otras, y en muchos otros cafés de origen se ha ido instaurando el ir marcando, determinando las regiones dentro del país, en búsqueda siempre de una calidad mejor de producto.
Con esta evolución, al igual que a sucedido con el vino, se ha empezado a experimentar con nuevos procesos de fermentación, o variedades que no son comunes en sus zonas, o experimentado con procesos de cultivo, consiguiendo sabores muy diferentes, incluso algunos cafés consiguen confundirte sobre su origen o incluso no poder determinar un origen concreto al catarlo por su diversidad de sabor y complejidad.
Hoy en día un café de origen lo recomendaría para aquellas personas que se estén iniciando en el mundo del café y les apasione, al poder disfrutar cafés de orígenes diferentes con sus matices autóctonos te ayuda a diferenciar los diferentes matices que desgranan un café como acidez, cuerpo, notas características. También es una apuesta segura si quieres sorprender a tus invitados con un café de calidad y del gusto de todos.
Para seguir avanzando o experimentando en el mundo del café ya recomendaría dar el salto de café de origen a café de especialidad, que el café de especialidad también tiene su origen, pero ya juegan con procesos experimentales, variedades nuevas para la zona y se busca sabores mas complejos y sorprendentes.
Perfil de taza según origen del café
Un café que procede de Colombia nos vamos a encontrar un café de cuerpo ligero, con notas florales muy suaves y una acidez suave y brillante. En cambio, un café de Etiopia va a ser más floral, con una acidez mas marcada, por lo general crítica con aromas a flores blancas como el azahar. Si viajamos hasta Perú, sus cafés suelen ganar en cuerpo, caracteriza la nota a cacao y la acidez sigue siendo notoria e incluso su complejidad de matices es alta. Un café de Honduras nos dará una taza con acidez más baja y menos cuerpo que el Perú, por ejemplo, una complejidad más baja y un sabor más neutro que combinaremos bien con leche. En Brasil encontramos cafés con muchísimo cuerpo, notas a cacao y frutos secos, muy dulces y bajos de acidez, es el compañero ideal del café con leche de por las mañanas.